14/10/12

THE HURT LOCKER

Lo primero que supe sobre este film, fué hace unos meses, cuando vi el trailer en internet.
Me interesó, debo decirlo, más que por Katrhyn Bigelow ( de quien ya había visto buenas películas de acción como Point Break, y Strange Days), por el cinefotógrafo irlandés Barry Ackroyd.

El trabajo de Ackroyd es muy conocido como colaborador de cabecera en las cintas de Ken Loach, lo cual, además de una extensa carrera en el cine documental, le dotan de una habilidad extraordinaria en el manejo de una fotografía naturalista, espontánea, suelta y cruda; alejada de el glamour y estilización que caracterizan un filme hollywoodense.

La manufactura de The Hurt Locker es de un cine independiente, libre y honesto. Así lo noté desde el trailer. Cuando por fin ví la película, en diciembre de 2009, me gustó mucho. 

En contra de las expectativas  de mucha gente, no es una típica película gringa sobre la guerra, donde nos ponen a los soldados como los grandes héroes, o al ejército gringo como salvadores.
De hecho creo que esa visión sobre la guerra ya fué superada desde Platoon (Oliver Stone,1986)

En The Hurt Locker, Kathryn Bigelow, con un guión del periodista Mark Boal, ofrece una mirada al fenómeno de la guerra desde la perspectiva de 3 jóvenes soldados cuya misión consiste en desactivar bombas en Irak.  

Producida de manera totalmente independiente, The Hurt Locker fué filmada en 2007 en locaciones de Jordania, a pocas millas de la frontera con Irak, con varias cámaras de formato Super 16mm, (Las escenas de explosiones en cámara lenta fueron rodadas con cámaras Phantom Flex) y logra, a mi entender, una buena película de personaje. La adicción del sargento William James, intepretado por Jeremy Renner, a la adrenalina que le provoca arriesgar su vida constantemente, es insuperable para él. Ni siquiera la quietud y la paz de su hogar en algun pueblo en Estados Unidos, con su mujer y su recién nacido hija, logran llenar su hambre de acción, por lo cual regresa a la batalla. Entiendo que no regresa por un compromiso patriótico a la BraveHeart (Mel Gibson), sino por una convicción meramente personal.

Sin duda lo que más me gustó de esta película fué la manera en que Bigelow le arrebató el Oscar a mejor Director a su ex-marido James Cameron, quien competía con la asquerosa y sobrevalorada Avatar. 

LA HAINE

"EL ODIO", ópera prima del director y actor Matthieu Kassovitz, narra la historia de una día en la vida de 3 amigos en los suburbios de París, durante una serie de choques entre grupos de jóvenes y  policías.  Xenofobia, racismo, juventud, violencia, el ciclo sin fin donde el odio engendra odio,  es el contexto en el que se desarrollan los eventos que se narran en esta cinta de 1995.




VINZ, joven judío, hijo de inmigrantes, violento, impulsivo, es interpretado por Vincent Cassel (en una de sus primeras apariciones en cine); SAÏD,  joven de ascendencia árabe, tranquilo pero desafiante de la autoridad y HUBERT, el más centrado y maduro de los tres. Los tres jóvenes viven en los suburbios de París, en un lugar llamado LA CITÉ y están afectados por la brutal golpiza que la policía antidisturbios ha propinado a ABDEL, un amigo de ellos que se debate entre la vida y la muerte en un hospital. Si Abdel muere, promete VINZ, matará a un policía.
Con esta premisa la cámara de Kassovitz viaja en un constante y exquisito Steadicam o en travels que acompañan a a los personajes en su aventurada odisea. Narrada en blanco y negro, con un ritmo de edición muy apoyado en el sonido incidental de las escenas, LA HAINE logra llevarnos al corazón de una ciudad en pugna. Jóvenes rebeldes contra la autoridad, que sienten que el mundo les pertenece por derecho y quieren arrebatarlo a golpes. Hacia el final de la cinta, uno de ellos cuenta un supuesto chiste: Un hombre cae desde lo alto de un edificio y mientras se acerca a su inevitable encuentro con el suelo, piensa: "Hasta aquí todo va bien"(Jusqu'a ici, tout va bien) Pero, ¿hasta cuándo?


Esta película ha sido sin duda una gran influencia en mi formación audiovisual desde que la ví en una muestra allá por al año 1996. Desgraciadamente, Kassovitz perdió el estilo, ya que sus posteriores obras han sido auténticos churros.